“Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc 6,36)
Este versículo del Evangelio que la Liturgia proponía para el lunes 26 de febrero de 2024 ha marcado el inicio de nuestra presencia en esta comunidad de Barrio Comercial de la ciudad de Córdoba, Argentina, en la Parroquia “Jesucristo Salvador del Mundo”, donde estamos llamadas a dar testimonio de la misericordia del Buen Pastor compartiendo la vida con esta porción de rebaño que nos ha acogido con calidez y espíritu de familia, junto al párroco Padre Pablo Viola.
P. Pablo había invitado, hace unos años, a las Hermanas Pastorcitas para realizar misiones itinerantes en el vasto territorio parroquial, en el cual, además de las diferentes formas de servicio pastoral habituales, se caracteriza por un trabajo comprometido en la prevención y el acompañamiento en adicciones y otras vulnerabilidades. Tenemos la certeza que esta complejidad nos impulsa decididamente a vivir en lo cotidiano, la exhortación del Papa Francisco de “arremangarnos” e ir al encuentro de las periferias y de las pobrezas existenciales y materiales más necesitadas de la sociedad de hoy, y tocar con mano la realidad del hermano y de la hermana que sufren “teniendo los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (cfr. Flp 2,5).
Ese mismo lunes 27, P. Pablo ha celebrado la Eucaristía junto a la comunidad parroquial contando con la presencia fraterna de P. Martín Dolzani, sacerdote de la Sociedad San Pablo, y de la Hna. Cecilia Fraile, Discípula del Divino Maestro (dos Congregaciones Paulinas presentes en Córdoba), lo cual nos ha llenado de gran alegría y gratitud por su presencia como Familia.
Estamos profundamente agradecidas a Dios por este inicio que llamamos “una aventura del Espíritu” porque fue preparando el camino de manera admirable, mostrando su presencia amorosa a través de diferentes signos y con la mediación de distintas personas (sacerdotes, laicos, Pastorcitas) que han hecho posible nuestra presencia como Congregación en tierras cordobesas.
Nuestra gratitud también, a la Superiora general, Hna. Aminta Sarmiento, y a la Superiora Provincial, Hna. Mirina Ibarra con sus respectivos Consejos, por apoyarnos y acompañarnos de cerca y “creer” con convicción en esta experiencia llena de desafíos que abre caminos nuevos en nuestra misión de Pastorcitas, caminos de Esperanza.
Gracias a todas las Pastorcitas de la Provincia América Hispana y de la Congregación, y a los Cooperadores Paulinos, por hacerse presente con la oración y el cariño fraterno.
Hna. Marisa Loser, sjbp
“Las Pastorcitas son almas que han profundizado la doctrina de Jesús, que han adquirido la caridad de Jesús, que viven unidas a Jesús y son todas de Él; que se dividen en pequeños grupos, se establecen en una parroquia donde consideran las almas como propias, por adopción; a ellas se sienten ligadas durante la vida, la muerte, la eternidad…
Colaboran, en cuanto al apostolado con el párroco, para instruir y cuidar, para destruir el mal y hacer el bien, para convertir y santificar, llevar a la vida cristiana y a la buena muerte, con el programa del párroco y del amor: morir cada día para salvar cada día.
Estas serán las hermanas, las madres, las maestras, las catequistas, las consoladoras de todo dolor, un rayo de luz benéfico y continuo en la parroquia”. (AS, p 60)
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