Peregrinos de la Esperanza: La Familia Paulina y el Colegio Loyola en ACYF 2025
- Suore Pastorelle
- hace 2 horas
- 3 Min. de lectura
Al recordar el Festival de la Juventud Católica Australiana 2025, celebrado en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Melbourne del 30 de noviembre al 2 de diciembre, nos llena el corazón de gratitud. Durante tres días, miles de jóvenes caminaron juntos como Peregrinos de la Esperanza, celebrando la fe, la amistad y la alegría de formar parte de la Iglesia en su conjunto.

Caminando juntos desde la Catedral de San Patricio hasta la sede del festival, sintieron el peso de la tradición en la Cruz y el Icono de la Jornada Mundial de la Juventud, pero también la leve alegría de estar rodeados de miles de compañeros que compartían la misma esperanza. La peregrinación no fue solo una caminata física; fue un símbolo de su propio camino hacia Dios y la comunidad.
En el interior, el festival se desplegó como un tapiz de experiencias. Los talleres vibraron con conversaciones sobre justicia, misión y los desafíos de vivir la fe en la Australia moderna. La música y los conciertos les brindaron espacio para celebrar, bailar y expresar su fe de maneras que se sintieron auténticas para su generación. En los momentos de oración y adoración, muchos experimentaron una quietud serena, al comprender que la fe no es solo ruido y energía, sino también silencio y presencia.
El mensaje sorpresa del Papa León XIV fue un momento culminante. Para los jóvenes, escuchar al Papa hablarles directamente fue un recordatorio de que son parte de algo vasto y universal. Su aliento a buscar a Dios en la oración y los sacramentos resonó profundamente, especialmente en los estudiantes que enfrentan los desafíos de la vida moderna. Fue una gran alegría formar parte del Festival de la Juventud Católica Australiana 2025 y compartir el carisma de la Familia Paulina con miles de jóvenes. Durante tres días, nuestra exposición vocacional se convirtió en algo más que un simple stand: fue un espacio de encuentro, conversación e inspiración.
Estudiantes y jóvenes peregrinos se acercaron, curiosos por conocer las diferentes ramas de la Familia Paulina: la Sociedad de San Pablo, las Hijas de San Pablo, las Hermanas Discípulas del Divino Maestro y las Hermanas de Jesús Buen Pastor “Pastorelle”. Cada encuentro fue una oportunidad para presenciar cómo nuestro fundador, el Beato Santiago Alberione, imaginó una familia unida para proclamar el Evangelio a través de medios modernos de comunicación y servicio.
Loyola College Watsonia tuvo la fortuna de estar representado por estudiantes destacados cuyo entusiasmo y dedicación iluminaron el FJC 2025. Su participación activa en talleres, oración y servicio demostró no solo su compromiso personal, sino también el espíritu vibrante de nuestra comunidad. Nos llenó de orgullo verlos conectar con compañeros de toda Australia, mientras con alegría y autenticidad transmitían los valores de nuestro colegio a la Iglesia en general.
La alegría del fin de semana no residió solo en presentar folletos o responder preguntas, sino en ver cómo se iluminaban los ojos de los jóvenes al darse cuenta de que sus dones —ya sea en los medios de comunicación, la pastoral, la oración o el servicio— podían encontrar un hogar en la misión paulina. Muchos compartieron sus propias historias de búsqueda de propósito, y nos sentimos honrados de acompañarlos en ese camino.
El ambiente festivo, repleto de música, oración y compañerismo, brindó el marco perfecto para promover las vocaciones. Rodeados por la energía de miles de jóvenes, nuestra exposición se convirtió en un pequeño faro de esperanza, recordando a todos que Dios todavía llama y que la Familia Paulina continúa respondiendo con creatividad y amor.
Al finalizar el fin de semana, nos acompañaba la gratitud: por los organizadores que hicieron espacio para las exposiciones vocacionales, por los jóvenes que participaron con nosotros y por la alegría de poder dar testimonio de nuestro carisma. Sin duda, la ACYF 2025 fue una bendición, y promover la vocación de la Familia Paulina allí fue un regalo que atesoraremos.
Al llegar a la Misa de clausura, los jóvenes llevaban un renovado sentido de identidad. Habían reído, cantado, orado y reflexionado juntos. Se fueron de Melbourne no solo con recuerdos, sino también con amistades, una fe fortalecida y la convicción de que son, sin duda, el futuro de la Iglesia.
Hna. Nelia Llanto, sjbp

































Comentarios