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Presencia pastoral en la parroquia San Francisco de Asís, Mill Park

Nuestra vocación pastoral se expresa en el nombre con el que la Iglesia nos reconoce; “Hermanas de Jesús Buen Pastor” Este nombre es para nosotras un memorial de Cristo que murió y resucitó para que podamos reunir en unidad a los hijos dispersos de Dios y del Evangelio para vivir en comunión con Él al servicio de su Reino. RoL4.


Mi presencia en la parroquia San Francisco de Asís, Mill Park, como Asociado Pastoral, se centra principalmente en el ministerio de los enfermos y en ayudar en el programa del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RCIA). Es una experiencia edificante ver cómo nuestra presencia en la iglesia local es visible y relevante en el mundo secular.

En mis tres meses en la parroquia, he sido testigo de cómo personas de diversos orígenes se conectan para encontrar a Jesús en los sacramentos. Mi experiencia en residencias de ancianos y visitando enfermos en sus casas me ha hecho darme cuenta de lo enriquecedora que es realmente la diversidad y cómo el poder de la empatía y la apertura mental me ha llevado a reconocer la misericordia y la cercanía de Dios hacia los ancianos y los enfermos que anhelan recibir a Jesús. Esto me ha movido a ser una persona más eucarística.


La celebración del Triduo Pascual nos ha unido participando en las iglesias locales donde estamos. El momento culminante del Triduo en la parroquia San Francisco de Asís este año fue la recepción en la Vigilia Pascual de los sacramentos del Bautismo, Eucaristía y Confirmación de quince personas después de completar el programa RCIA dirigido por el padre Anthony Girolami, párroco. La parroquia ofrece seis meses de intensa formación en la fe para los candidatos. Se presentan a la comunidad eclesial más amplia, dentro del Rito de Comisión celebrado en la Catedral y presidido por el Arzobispo de Melbourne, Peter Comensoli. Verdaderamente, un don de Pascua, expresión del don de Jesús Buen Pastor, que murió y resucitó para estar siempre con nosotros como lo prometió a sus discípulos después de la resurrección, a menudo llamada la Gran Comisión que se encuentra en el Evangelio de Mateo. Las últimas palabras de Jesús a sus discípulos son enviarlos a hacer discípulos de todas las naciones y prometer su presencia continua mientras llevan a cabo su misión. La misma misión como miembros de la Familia Paulina que nuestro Fundador nos recuerda a través de las palabras escritas en todas las capillas paulinas: “No tengáis miedo, yo estoy con vosotros todos los días”. Estas mismas palabras las dirigí a los quince hermanos y hermanas que en la Vigilia Pascual recibieron el don de la fe, y los desafié a vivir la misión de Cristo sin tener nada que temer, porque somos un pueblo pascual.

Hna. Rodelia D. Bordan, sjbp


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