La Semana Santa es más que una serie de actividades religiosas; Es un período en el que las personas se unen en un profundo camino espiritual de fe, marcado por el dolor, el amor, la fraternidad y la amistad. Esto es lo que noté, sentí y experimenté, en este segundo año de participación, en la Semana Santa en las comunidades rurales de la Parroquia de São Domingos de Gusmão, Diócesis de Itabira y Coronel Fabriciano, en la ciudad de São Domingos do Prata/MG . La invitación fue hecha por el nuevo párroco, Padre Justin Munduala Tchiwala, CICM, y el vicario, Padre Marianus Frederikus Gati, pertenecientes a la misma Congregación Religiosa del Inmaculado Corazón de María.
Esta vez, estaba destinado a acompañar, alentar y celebrar con las comunidades del Sector São Nicolau, que comprende las comunidades de São Nicolau das Almas, Santa Cruz y São Sebastião en Vieiras. Además de las actividades litúrgicas propias de la Semana Santa, las visitas a familias y enfermos, la bendición de hogares y la escucha de algunas personas que quisieron compartir sus dolores, pérdidas, dificultades con su propia salud, su experiencia de Dios, así como los desafíos y dificultades de la convivencia en comunidad. Esta realidad nos recuerda la importancia de valorar los gestos sencillos de bondad y solidaridad, de escucha y de crecimiento en la fraternidad y la amistad social.
Las celebraciones estuvieron impregnadas del sentimiento de amor y fraternidad, destacando la importancia de la comunión y el compartir. La participación fue bastante diversa, con personas mayores, adultos, niños y jóvenes. La Gran Vigilia Pascual, celebrada con todos los sectores de la Comunidad Santo Antônio, en Vargem Linda, trajo renovada esperanza en el amor redentor de Cristo. La fraternidad y la unidad de las comunidades son como nos recuerda el canto: "en las personas que están unidas veo la Resurrección".
Doy gracias a Dios por la oportunidad de experimentar y celebrar el Amor Divino, en el dolor y el amor que se entrelazan, en la fraternidad y la amistad que crean vínculos de manera renovada y significativa. Además, fue una oportunidad para redescubrir mis propias raíces familiares, ya que nací en una zona rural.
Mi más sincero agradecimiento a todos los que me acogieron en sus casas, con tanta generosidad y hospitalidad. Agradezco al Padre Justin por esta rica oportunidad.
El deseo de permanecer con estas comunidades y compartir más tiempo con ellas es fuerte. Me siento comprometido a seguir ofreciendo nuestra colaboración y donación a la misión pastoral siempre que sea posible, junto a estas personas tan hospitalarias, sedientas de crecer en el conocimiento del Señor y de vivir intensamente la amistad con Él y entre ellos mismos.
Fraternalmente concluyo, con la fórmula de bendición que escuché innumerables veces a muchos, durante la Semana Santa: "Que Dios os ayude y la Virgen os cubra con su santo manto".
Hna. Rosilene de Lima,sjbp
